El nombramiento del Medico Telmo Albrecht (ex titular del Ministerio de Salud Publica de la Provincia, ex Secretario de Acción Social de Puerto Iguazú bajo el gobierno de Filippa) como Secretario de Obras y Servicios Públicos de la Ciudad de Puerto Iguazú, me plantea un interrogante que no me deja dormir, ¿realidad o disparate?
Realidad, es probada la destreza de él Medico Telmo Albrecht como funcionario todo terreno, siendo útil en el puesto que se lo necesite (?), en la gestión que lo necesite.
Disparate, cuando me duele la muela, pienso en el odontólogo, cuando mi mascota está enferma, pienso en el veterinario, cuando las calles de mi barrio están con más baches que en la luna, pienso en el Ingeniero, el Arquitecto o el Maestro Mayor de Obras. Es inmediata la asociación de las profesiones con la función a desempeñar. Aparentemente este razonamiento no se aplica en todos los casos, o por lo menos en nuestra Ciudad. Ingeniero como Director del Hospital Local, suena a disparate, un Medico como Secretario de Obras Publicas suena a: si él puede, yo también; ósea, DISPARATE TOTAL.
Realidad, Puerto Iguazú fue un ensayo de los delirios de la Dirección General de Arquitectura de la Provincia, de el anfiteatro sin accesos diferenciados ni estacionamientos, de las veredas que achican las calles y saturan el tránsito de un parque automotor que crece y crece, de la costanera de alisado de cemento y quien sabe que delirios nos esperan.
Disparate, cuando el gobierno entrante tiene la posibilidad de redimir los errores de la anterior gestión en lo que a Obras Publicas se refiere, opta por desconcertarnos a los ciudadanos (por lo menos a los que no somos obsecuentes al gobierno de turno), designando como cabeza de un Área tan sensible a un Profesional de la Salud.
Realidad, las calles son un desastre, los espacios públicos siguen extinguiéndose, el corralón municipal fue devastado (contando con el silencio de los mismos funcionarios que aun así, conservan sus cargos), frente a estas problemáticas, no se pueden ensayar formulas ocurrentes.
Disparate, esperar que los medios locales disientan sobre este nombramiento peculiar, esperar que el Medico diga (utopía total): señores, lo mío es el hospital, para lo que ustedes me proponen hay Ingenieros, Arquitectos y Maestros Mayor de Obras. Esperar que alguien recapacite y diga: no, en serio, ¿un Medico a Obras Publicas?
Realidad, esperar con los ojos cerrados que todo vaya bien.